duele
Duele. Sigue doliendo aunque pasen los días, aunque jugáramos decentemente, aunque diéramos la cara ante quizá el mejor Madrid de los últimos 5 o 6 años.
No fue un clásico más. Fue el clásico donde volvió a ser futbolista Gurpegi, donde se acabó una injusticia tan intolerable que ya nada la podrá paliar.
No me apetece hablar demasiado del partido: si hubiera entrado el penalti seguro que habría sido otro, si hubiéramos tenido acierto quizá podríamos haber sacado algo, pero el Madrid mal que me pese fue mucho Madrid para nosotros.
Siguen funcionando las apuestas de Caparrós: Susaeta, Garmendia y Gabilondo, sobre todo los dos primeros, con descaro y con demasiada bisoñez en algunos momentos.
Amorebieta se confirma como un central de garantías, y reconozco que a veces me puedo equivocar, me van convenciendo pero de a poco sus buenos partidos.
Iraola mejor que se hubiera quedado en casa, pero tampoco es cuestión de empezar a señalar culpables.
Hay que seguir en esta línea.
Puede que ya no lleguemos a jugar en Europa, pero ahora da gusto ver al equipo.
Sin ser un superclase como en otros tiempos, sabes que tienes muchas más chances de ganar, de gritar un gol, y de salir del partido con una sonrisa satisfecha.
Aun así, a mí estos partidos me duelen.
Otros siguen emperrados en no sentir estos partidos como lo que son, enfrascados en una guerra territorial que no lleva a ninguna parte pues no hay color, pero cada uno es como es, y no seré yo quien elija los clásicos personales de la gente.
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