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sergiobrau

Clásico: ¿corazón o cabeza?

Quedan solo 5  días, pero cuanto menos queda más nervios tengo y más incertidumbre.

La certeza de que va a ser el séptimo clásico seguido sin ganar, sigue tomando cuerpo en mi cabeza.

Porque el corazón hablará luego.

Con la cabeza ahora mismo River es más que Boca.

Porque al equipo de Ischia le falta continuidad, sigue tremendamente vulnerable en defensa y sigue teniendo Riquelmedependencia.

Y eso que dátolo empieza a ser lo que un día fue en Banfield, y que Palacio se ilumina de vez en cuando.

La jerarquía de Battaglia en mediocampo, no parece suficiente para contener al Millonario, más aún con la baja de Fabián Vargas.

River llega mejor: enchufado de cara a gol, con Carrizo en muy buena línea y con un Buonannote que cada vez me gusta y me maravilla más.

La diferencia de 7 puntos entre uno y otro pesa como una losa, o debería hacerlo, pero también hay que tener en cuenta que entre medias ambos juegan Copa Libertadores, y que pueden pasar cosas.

Mirado por lo racional, quizá sea que la tónica se rompa, que mis invocaciones a los ídolos Román y Martín surtan efecto, y que sea una de esas noches que han pasado a nuestra gran historia de hazañas.

Si Boca quiere ir de veras a por el torneo local, no puede ni siquiera empatar, y si no puede hacer frente a los dos torneos como yo creo, que se centre en ganar la Copa que muchos ven por la tele.

Si lo del domingo fue disputar el clausura, yo me hago socio compromisario del Madrid.

Fue uno de esos partidos de los que se te cae la cara de vergüenza, en los que seguimos dando la razón a una pequeña minoría que dice que somos hijos suyos, pero con esas pequeñas migajas hay que alimentar a los pobres.

 

Ojalá sea la noche de los ídolos, o de las nuevas apariciones, pero por favor, por una vez y sin que sirva de precedente, que le gane el corazón a la cabeza.

Desde ya comienzo las invocaciones a Martín Rodrigo y Román, y de paso invocaré el espíritu del Pato, del Patrón Bermudez, de Nico Burdiso, del Chelo Delgado, del Apache, del Chicho Serna…

No saben como ansío que sea una fiesta mi corazón, ese que late al mismo tiempo que la Bombonera tiembla.

 

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