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sergiobrau

Las verdades del adiós.

Ángel Pereda escribía esto el sábado en el diario El Correo. Yo opino lo mismo. Mejor que hable él.
o meses -los que lleva el abogado vizcaíno en la presidencia del club- y desde
un principio ha sido la historia de un desencuentro. No en vano, el técnico era para Lamikiz la herencia no deseada de la anterior directiva, una carga
que tanto él como el resto de aspirantes al sillón de Ibaigane se vieron obligados a asumir como suya en la campaña electoral por un doble motivo: corría
el mes de septiembre y la competición estaba ya en pleno apogeo. Se trataba, además, de un técnico de la casa que en su primera experiencia en Primera
División había clasificado al Athletic para la UEFA y abierto de par en par la puerta del primer equipo a un numeroso grupo de jóvenes de la cantera con
un gran futuro por delante. Había recuperado la ilusión de la masa social y cualquier medida traumática se antojaba contraproducente para sus intereses
en las urnas.

No quedaba más remedio, pues, que mantener al entrenador, y así fue. Valverde, sin embargo, supo muy pronto que el nuevo presidente y un amplio sector de
su junta directiva no creían en él, sintió que le veían como el técnico del anterior presidente, más aún, que le asociaban con la figura de Andoni Zubizarreta,
el anterior director deportivo al que Lamikiz echó del club un mes después de llegar a Ibaigane. Durante los cinco meses que ha convivido con el nuevo
equipo de gobierno no se ha sentido tampoco ni querido ni apoyado, y sí muy observado en cada una de las decisiones que ha tomado.

Valverde ha tenido esas intuiciones desde que Lamikiz se hizo con el poder de la entidad, pero le faltaban pruebas y hechos que confirmaran su tesis de
que era un técnico impuesto. Y no tardaron en llegar. La definitiva, el pasado lunes. Cuando tanto él comos sus jugadores aguardaban impacientes una voz
de ánimo para recuperar al equipo del golpe moral que supuso la eliminación en la UEFA, el máximo responsable del club calificó el tropiezo de «gran fracaso».
Hasta la plantilla, a través de su capitán Joseba Etxeberria, censuró sus palabras, aunque fuera de forma velada. Hay más. Propuestas de renovación a jugadores
sin tener en cuenta su opinión, inscribir al Athletic en la Intertoto con su oposición tajante y ponerle sobre la mesa una oferta económica de renovación
que, según quienes la conocen, suponía cobrar menos que la inmensa mayoría de la plantilla.

«Ernesto es un hombre que se viste por los pies. Se va por dignidad, porque no se siente querido, porque nunca se ha visto como el entrenador que el presidente
deseaba para el Athletic». Lo dicen allegados del técnico rojiblanco todavía sorprendidos porque una decisión «muy meditada» fuera anunciada a 48 horas
de un encuentro de vital importancia como es el de mañana ante el Albacete. Los acontecimientos, sostienen, se aceleraron porque no había vuelta atrás
y ambas partes consideraron oportuno poner fin a las especulaciones sobre su continuidad. Valverde se lo comunicó a sus más íntimos hace varios días, pero
sus estrechos colaboradores lo conocieron a media tarde de ayer.

Anoche, presidente y técnico acordaron no escenificar sus diferencias y apostaron por la diplomacia. Sin embargo, la historia de sus desencuentros se podría
resumir en cinco aspectos que han resultado concluyentes en la marcha de Ernesto Valverde.

LAS RENOVACIONES

Ernesto Valverde elaboró hace muy pocos meses un informe para el presidente en el que figuraban los jugadores con los que contaba para la próxima temporada
y aquellos con los que no. En ese escrito consideraba prioritarias las renovaciones de Ezquerro, Murillo, Prieto y Urzaiz. Aconsejaba que Javi González
siguiera un año más en el club y prescindía de César y Vales. El técnico se mostró muy sorprendido y contrariado cuando conoció las rebajas sustanciales
en las ofertas de Lamikiz a futbolistas como Ezquerro y se exasperó al enterarse que al defensa de Zorrotza el presidente no le ofrecía un año más, como
él había sugerido, sino dos. De nuevo, se sentía desautorizado.

LA INTERTOTO

Aseguró Fernando Lamikiz que la decisión de inscribir al Athletic en la Intertoto había sido consultada con el entrenador de la primera plantilla. Pero
no dijo que Valverde le respondió con un no rotundo, porque entendía que participar en esa competición perjudicaba seriamente la preparación del grupo
en pretemporada. Le recordó, además, que la Intertoto comienza el 3 de julio y que la final de Copa, si el equipo llega a ella, se disputa el 11 de junio.
Y le advirtió también de que si pretendía estar en esa competición con el Bilbao Athletic debía saber que el filial tiene grandes posibilidades de jugar
la promoción de ascenso a Segunda A, y que ésta termina a finales de junio. El presidente desoyó las recomendaciones, llamó a la Federación Española de
Fútbol a última hora de la noche del viernes y envió la propuesta de inscripción. Según ha podido saber EL CORREO, la decisión sacó a Valverde de sus casillas
porque la interpretó como una desautorización en toda regla. De hecho, un día después manifestó en público que se sintió «sorprendido» y que conoció la
noticia pocas horas antes de que se produjera.

LA ELIMINACIÓN DE LA UEFA

La eliminación a manos del Austria de Viena «es un gran fracaso». Lo dijo Fernando Lamikiz cuando la dolorosa herida de la derrota aún estaba a flor de
piel. Un nuevo motivo de desencanto para Valverde, quien ya no albergaba dudas de que su relación con el presidente no podía extenderse más allá del 30
de junio. El técnico echó en falta una muestra de apoyo del dirigente, no a sólo a él, sino a sus jugadores. Y no la hubo. Entendió entonces que si llegan
momentos de crisis, él sería la primera víctima y no estaba dispuesto a ello.

LA OFERTA PARA SEGUIR

Hasta el 10 de febrero, Valverde no tuvo una oferta formal de Lamikiz para renovar su contrato. Fue en un encuentro celebrado en el despacho profesional
del presidente. Lo que pretendía que fuera una muestra de reconocimiento por parte del club a su trabajo y sobre todo al éxito al frente del primer equipo,
se convirtió en una nueva frustración. Poco más de 600.000 euros brutos al año -unos 55 millones netos de las extintas pesetas- y una reducción sustancial
de los premios e incentivos. Desde ese instante, Valverde supo que mucho tendría que cambiar la propuesta inicial para sellar su continuidad. La oferta
que le transmitió Lamikiz, además de que sólo suponía el aumento del IPC respecto a la de la pasada temporada, era muy inferior a las retribuciones que
perciben la inmensa mayoría de la platilla -a excepción de los recién llegados del equipo filial-incluidos varios de los jugadores que no tienen ninguna
presencia en las alineaciones habituales.

EN BUSCA DE SUSTITUTO

Como ya adelantó este periódico el pasado martes, el silencio de Valverde a la oferta de renovación comenzó a preocupar al presidente, que en algunos medios
de comunicación urgió tanto al técnico como al resto de futbolistas que acaban contrato y el club cuenta con ellos a que se dieran prisa. No estaba dispuesto
a esperar hasta después de Semana Santa para conocer la respuesta del entrenador y dio la orden de que se comenzará a sondear el mercado para buscar un
sustituto a Valverde.

El propio Lamikiz hizo sus propios sondeos y en primer lugar se dirigió a un hombre en el que siempre ha pensado para ocupar algún día el banquillo del
Athletic: José Luis Mendilibar, ex-entrenador del Bilbao Athletic y Lanzarote y actualmente al frente de un Eibar que está realizando una temporada espectacular,
ocupa el cuarto puesto con los mismos puntos que el tercer clasificado, y con un partido menos.

Valverde lo sabía. Y sabía que debía llevar adelante la decisión que ya tenía pensada. Ayer estuvo toda la mañana reunido con Lamikiz. El presidente quería
que aceptara su propuesta de seguir un año más, pero ya no había vuelta atrás.

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