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sergiobrau

Milagroso.

Yo realmente no daba un duro por puntuar cuando el cuarto árbitro levantó los más que justos (a lo mejor eran más) 5 minutos de descuento. Ni me gustó el cafre que tiró el petardo, ni el Athletic ni el entrenador. Es incomprensible, como el mismo equipo defensivo con el que sales a no perder en Mallorca, es el mismo que debe salir a ganar en casa. No lo entiendo. Lo siento. Aun más, cuando se sabe que el Atlético sólo va a alinear un punta nato. Pero bueno, Javi lo quiso así. Y luego, cuando la enésima lentitud del mediocampo permite un larguísimo pase de Zahinos hacia Kezman, y los tres centrales impasibles, ven como este pone el 0-1, te dan ganas de darle una colleja al rubio de Barakaldo. Lo que no se le puede negar al equipo son las ganas y la reacción. Mereció empatar mucho antes de lo que lo hizo, pero volvió a mostrar, las mismas carencias de siempre. Abusando del patadón y perdiendo en casa, todos los bsalonnes frontales, eran ganados por la zaga visitante, sumando el penoso día que tuvo Urzaiz. Pero el equipo no supo o bno sabe jugar deotra forma. Para colmo (al margen de su cansancio), nadie (por lo menos yo no,) entendió que se retirara a Urzaiz a falta de 15 minutos. La entrada de Guerrero vale, pero a mi juicio, no por Urzaiz. Pero apareció la suerte que nos quitó el punto de Pamplona, para devolvernos lo que nos debía: apareció Orbaiz, ante la indolencia colchonera, quien a lo Urzaiz, marcando los tiempos igualara un nefasto partido de fútbol. A Carlos Bianchi siempre lo querré: por hacerme feliz tantas y tantas veces. Pero no puedo compartir sus incomprensibles lamentos. Se quejó del alargue. Su equipo, no hizo otra cosa que perder tiempo, porque no tenía ni un solo argumento (y los había), para sentenciar el partido. Él no tiene la culpa de que Kezman tirara el segundo gol a las nubes, o que Gavi por chupón, también lo fallara, pero tiene que corregir unos errores tan infantiles, como los que día a día comete nuestro Athletic. Repito lo del día del Alavés: en casa, contra más quiere Clemente proteger su defensa, más pronto se vuelve contra él. No creo que a estas alturas, y con su tozudez, vaya a cambiar de idea. Yo, lo dejo caer por si acaso.

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