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sergiobrau

La Copa aguada.

Como siempre que se disputa el torneo copero llegan a nuestros oídos las mismas reflexiones y quejas: que si la Copa es un torneo menor, que si no interesa a los grandes,... Pero lo peor de todo es que, en gran medida, es cierto.
Hace un tiempo la Copa era un torneo grande, se consideraba como la Liga una gran competición pero que se jugaba con un formato distinto. Y la Copa deparaba grandes choques. Eran tiempos de Liga con 18 equipos y 34 jornadas, Copa de Europa donde sólo jugaban los campeones, y campeonatos de selecciones (Eurocopa y Mundial) donde tanto las clasificatorias como las fases finales no eran una serie interminable de partidos. Todo ello hacía que los equipos en teoría más grandes no descuidasen su participación copera.
Pero con la saturación de partidos parece ser que las grandes estrellas no están por la labor de partirse el pecho en campos pequeños, y contra equipos de menor categoría. Y todos los intentos por revitalizar la Copa han resultado infructuosos. Esto ha hecho que en muchos lugares la Copa haya adquirido el rango de la Supercopa o incluso del Torneo de la Galleta. Pocos son los lugares como Bilbao donde una eliminación copera se sigue viviendo como un drama, donde se exige a los jugadores pasar de ronda, y donde las noches coperas adquieren un sabor a viejo, que no a rancio, ciertamente especial. Para muestra un botón: la noche en que se fue la temperatura en Bilbao -cero grados y nevando durante el primer tiempo, algo que muchos no conocían- registraba veintitrés mil valientes en la Catedral que convenientemente pertrechados intentaron llevar a su equipo en volandas en su competición preferida.
Para que este placer copero no se pierda hay que tomar medidas. De esto los ingleses saben un rato: les da igual jugar en Navidad o poner unos cuantos partidos de Liga en miércoles para dejar un sitio a la Copa, un torneo con mayúsculas, en las tardes de domingo en que a la concurrencia le apetece más ir al fútbol.
Pero claro, en este país de las eternas disputas por el poder, quizás sea una quimera pensar que la LFP ceda unas fechas para la Copa que organiza la Federaciónón del fúrbol de Villar, quizás sea una quimera pensar que se pueda resucitar el torneo más antiguo que se disputa en España, cuya primera edición pese a quien le pese, y aunque fuera bajo el nombre de Bizcaya -con esta grafía- pertenece al Athletic Club de Bilbao, al rey de copas.

El irunés escéptico

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