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sergiobrau

Otra vez Rodolfo.

Cuando ayer le vi empujar a gol esa pelota, volví a recordar la Libertadores contra Palmeiras. El solito dos goles, el solito ganó aquella final. Hoy, casi seis años después vuelve a entrar en otra historia, pues nunca podrá escaparse de la gloriosa historia xeneice. Arruabarrena es un tipo extraordinario, no sólo dentro del campo, sino fuera también. Por lógica los argentinos suelen ser retraídos aun cuando lleven unos años en España. Casi cinco temporadas en Villarreal convierten a Rodolfo en un futbolista con letras mayúsculas. Nunca da la nota, nunca hace ruido pero siempre está. Es el caso de Peña o Gonzalo, o de Marcos Sena, o del canterano Font. Nunca hacen ruido y luego siemppre están. Y eso que ayer fué uno de los peores días de los amarillos y un día entonado del Rangers, que realmente ayer mereció algo más. Eso sí: Guille Franco se empeñó en alargar la agonía castellonense porque perdonó hasta hartarse. Que le quiten lo bailao al Ingeniero Pellegrini, que ayer sufrió de lo lindo, pero será momento de quitarse el gorro con él, con Roch y sobretodo con Llaneza, que si ha fichao a veinte jugadores, le han salido rana poquísimos. Ya ven, unos en cuartos de final, y otros rezando por entrar, o viéndolo por la tele. Mi sombrero y mi admiración para ese club y esa ciudad, y para el siempre querido y admirado (e idolatrado también ¡qué carajo!) Juan Román: es grande hasta cuando juega a medio gas.

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