Decepción
Han pasado dos días y todavía me escuece. Y me escocerá toda la vida. No es un drama caer en la UEFA, pero sí lo es de la forma en que se produjo.
20 años han pasado, o han tenido que pasar para que un equipo europeo gane en San Mamés en competición oficial. Duele que te echen en tu casa, pero duele más cuando el rival es infinitamente inferior. Y no quito ningúna letra: infinitamente inferior.
El Athletic salió nervioso y agarrotado, y ni siquiera el ir por delante en la eliminatoria le dió tranquilidad.
El equipo tuvo vértigo, ¿porqué? ¿Presión al ser superior? Seguro. De allí el vértigo, el agarrotamiento y el nerviosismo.
El Athletic claudicó y murió este año en Europa, porque su pecado más gordo, el defensivo, se avivó en todo su explendor en el partido del domingo.
Los dos goles son errores defensivos: el primero de Iñaki en una salida loca y sin convicción.
El segundo, una indecisión de Lacruz y Gurpegui.
¿Porqué el cambio de central en el descanso?
Valverde lo veía claro. El Austria había empatado por un error en la zaga y no podía repetirse. Pero se repitió, y más de una y más de dos veces.
No hubo forma de parar al nigeriano Dosunu, que es nulo con el balón, pero corre que se las pela (por eso las avestruces no tienen plumas en las patas.)
Y el 1-2 fué imposible de superar.
Decepción. Mucha. Porque el Athletic podía caer en Europa, pero nadie pensaba que iba a ser de esta forma.
Hay que levantarse. El equipo debe levantarse. Mañana hay que volver a la realidad de la liga. En ella anda por buen camino, y éste no debe torcerse por un inesperado, decepcionante y fuerte (eso creo yo) tropezón.
Pero que la gente no se me venga abajo. Vamos a volver a sonreír en breve. Estoy seguro.
Y cuando llegue la mitad de la primavera y Sevilla huela a azahar, nos volverá a latir el corazón fuertemente en el pecho, y volveremos a soñar en rojo y blanco. ¡Aurrera Athletic!
20 años han pasado, o han tenido que pasar para que un equipo europeo gane en San Mamés en competición oficial. Duele que te echen en tu casa, pero duele más cuando el rival es infinitamente inferior. Y no quito ningúna letra: infinitamente inferior.
El Athletic salió nervioso y agarrotado, y ni siquiera el ir por delante en la eliminatoria le dió tranquilidad.
El equipo tuvo vértigo, ¿porqué? ¿Presión al ser superior? Seguro. De allí el vértigo, el agarrotamiento y el nerviosismo.
El Athletic claudicó y murió este año en Europa, porque su pecado más gordo, el defensivo, se avivó en todo su explendor en el partido del domingo.
Los dos goles son errores defensivos: el primero de Iñaki en una salida loca y sin convicción.
El segundo, una indecisión de Lacruz y Gurpegui.
¿Porqué el cambio de central en el descanso?
Valverde lo veía claro. El Austria había empatado por un error en la zaga y no podía repetirse. Pero se repitió, y más de una y más de dos veces.
No hubo forma de parar al nigeriano Dosunu, que es nulo con el balón, pero corre que se las pela (por eso las avestruces no tienen plumas en las patas.)
Y el 1-2 fué imposible de superar.
Decepción. Mucha. Porque el Athletic podía caer en Europa, pero nadie pensaba que iba a ser de esta forma.
Hay que levantarse. El equipo debe levantarse. Mañana hay que volver a la realidad de la liga. En ella anda por buen camino, y éste no debe torcerse por un inesperado, decepcionante y fuerte (eso creo yo) tropezón.
Pero que la gente no se me venga abajo. Vamos a volver a sonreír en breve. Estoy seguro.
Y cuando llegue la mitad de la primavera y Sevilla huela a azahar, nos volverá a latir el corazón fuertemente en el pecho, y volveremos a soñar en rojo y blanco. ¡Aurrera Athletic!
1 comentario
lalalá -
¡Que repitan el maldito sorteo, que se han equivocao!
JA JA JA.
Ya casi estamos igual, un par de pinchazos en la liga... y os mojaremos la oreja. El que ríe último ríe mejor.
JO JO JO